6. La Verónica seca el rostro de Jesús
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
De repente se detiene la marcha hacia el Calvario. Una mujer se adelanta. Su nombre es Verónica. Toma un lienzo de tela y te seca la cara, para quitarte el sudor y la sangre. Te ofrece un poco de alivio. Y para premiar su bondad, Tú haces que en la tela quede impreso tu rostro. A pesar de que estás a punto de morir, sigues haciendo el bien a todos.
Oremos: Oh Dios, enseñame a dar un poco de mí mismo a todo el que me necesita. Enséñame a salir de mi propio camino y a ayudarles aún cuando no me lo hayan pedido. Ya sé que hace falta mucha valentía para ser como la Verónica: ayudar a los que han caído en desgracia y son objeto de burlas de la gente. Ayúdame a ser como ella, o sea, a ser un buen cristiano.
Pequé, Señor, pequé.
Ten piedad y misericordia de mí